Jaime Mesa
Pensé ver África por primera vez el
jueves 10 de junio a las 7:20 AM, hora local (en México eran la 12:20 AM, o
algo así). Creí haber visto la primera insinuación del continente desde la
ventanilla del avión en un retrato espectacular de la cortina del amanecer.
Había, en su parte más alta, un azul terso, plegado por un delicado amarillo que
se volvía anaranjado para rematar en un rojo sangre sobre el borde del suelo.
Estaba todo a la vez. Luego volví a pensar que veía África a las 8:00 AM cuando
del lado derecho apareció Cape Town con ese homenaje al futbol que es el Green
Point Stadium, atravesado entre la ciudad y el mar. Sin embargo, África, a
través de una de sus ciudades más paradójicas, me reventó en la cara cuando
luego de registrarme en el hotel traté de encontrar un café tranquilo para
escribir el segundo texto de la entrega de este diario de viaje.