"Uno debe cerrar ciclos y avanzar", respondió mi
mujer mientras platicábamos respecto a mi decisión de renunciar después de 8
años a la coordinación de las ediciones de la Secretaría de Cultura del Estado
de Puebla, hoy Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla. Había
pasado mucho tiempo desde aquel octubre de 2006 cuando me encomendaron
coordinar la edición facsímil del grandioso "Tercero y Quarto Libro de
Architectura de Sebastián Serlio Boloñés". Pasaron 8 años y más de 130
títulos que coordiné o edité para estar satisfecho y saber que debía pasar a
otra cosa. Mi alegría y orgullo, además de los libros de arte y proyectos
especiales, fueron la creación de dos colecciones literarias: La Letra Digital,
que publicó los primeros libros de autores poblanos excepcionales que hasta ese
momento no tenían libro (Eduardo Sabugal, Alejandro Badillo, Yussel Dardón,
Arturo Ordorica, Juan Carlos Reyes, entre otros); y Los Olivos, que publicó
mucha poesía de mexicanos, poblanos y españoles (Gustavo Osorio, Gerardo Lino,
Eduardo Lagagne, Fernando Valverde o Benjamín Prado); o coediciones donde
autores como Jorge Márquez, Raúl Dorra o Víctor Carrancá publicaron en
editoriales como Ediciones sin Nombre o Ficticia. Las jornadas fueron muchas y
el trabajo también, pero me permitieron trabajar de cerca con jefes
extraordinarios como Saúl Juárez o Moisés Rosas de quienes aprendí mucho. Mi
equipo de trabajo (Guadalupe López, Gabriela Aguilar) me apoyó siempre y habría
sido imposible sacar todo sin él.
Además, es un orgullo dejar el logro de haber conseguido
junto a Moisés Rosas la designación como Puebla estado invitado para la próxima
edición de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
Aunque la nostalgia ya resuena con sus cañones del pasado,
pronto empezaré otros proyectos que me entusiasman y me llenan de alegría.
Muchas gracias a todos los involucrados con esos 8 años de
mi vida. Me gustó mucho ese trabajo.
Nos vemos en el futuro y así.