lunes, 28 de julio de 2008

De Vértigo al blog

El periodista y crítico literario Héctor González tiene este blog.
Desde hace tiempo Héctor González ha dedicado su tiempo y su espacio en la revista Vértigo para reseñar algunas de las novelas de la generación de los setenta. Ahora ha seleccionado algunos fragmentos de sus reseñas y los incorpora a su blog.
Posteo una de las entradas donde hace alusión a esta serie de reseñas:
"Desde hace unas semanas me propuse dedicar mis horas de lecturas a los escritores mexicanos nacidos en los setenta. Llevo poco más de un mes dedicando mis columnas en Vértigo, a estos autores: Emiliano Monge, Gonzalo Soltero, Guadalupe Nettel, Jaime Mesa, Jorge Harmodio y por su puesto, la antología Grandes Éxitos de Tryno Maldonado. Anteriormente he publicado comentarios sobre libros de Vivian Abenshushan, Bernardo Esquinca, Rafael Lemus, David Miklos y Heriberto Yepez. A mi juicio son pocos los que en verdad valen la pena. Poco a poco, iré reproduciendo aquí algunos de mis comentarios. Por cierto, la 'polemiquita' con este tema que se ha visto y leído en mino foros de intelectualoides, da pena ajena."

viernes, 11 de julio de 2008

"Más libros jóvenes"

"Más libros jóvenes" dice el escritor Antonio Ortuño en su columna "El libro negro" que se publica en Milenio.
Menciona a 2008 como el año en que más autores nuevos han aparecido en las editoriales. En 7 meses 7 autores bajo sellos que van desde Sexto Piso, Tusquets, Mondadori hasta Alfaguara. Y la reaparición de otros, al menos, 4 autores. Todos de la generación de los nacidos en los 70.
¿Bueno, malo? Qué importa.
La discusión, ahora, se ha centrado en dos posturas muy características: en la de Rafael Lemus, externada en la mayoría de los ensayos, reseñas y artículos que ha publicado donde, acertadamente, señala una mediocridad latente en nuestra generación que, piensa, puede ser remediada con exigirle más a los autores "aquí y ahora" postulando la innovación y experimentación como pruebas de buena salud; y la postura de Geney Beltrán que, sobre todo, en un reciente ensayo publicado en Nexos ("No narrarás") deja claro que "la literatura 'duradera e indeleble' es la que, más allá de su técnica experimental o clasisista, asume el riesgo y se compromete a formular esas preguntas que sugieren inquisiciones de conocimiento en quienes la leen".
Yo tomaría lo mejor de ambas posturas: que sí, que impera una mediocridad letal, y que cada quien escriba como quiera y de lo que se le dé la gana pero que lo haga bien.
Pongamos, quizá, que la primera década del siglo XXI es la de tomar posiciones. Está bien, ya llegaron unos 30 autores de los 70. La primera década nos trató bien, ajá, en ella publicamos nuestras primeras obras y otros están ya a un paso de consolidarse. Digamos que en 2009 y 2010 llegarán otros y quizá cerremos la primera década con, arriesguemos, 70 autores. Lo bueno vendrá en 2011 y los siguientes 50 años. Ahí nada más que los buenos libros hablarán.
Lo demás, esto, será entonces relleno de blogs. Mientras tanto vamos a seguir inaugurando el siglo. ¡Qué lujo!

jueves, 3 de julio de 2008

"Historias para un país inexistente"

Debo decir que cuando escribí el texto: "La generación inexistente" que apareció en el suplemento "Laberinto" tenía en mente un ensayo publicado por Geney Beltrán Félix en la revista Blanco Móvil en el invierno de 2004-2005. Me entusiasmó que alguien hablara así de la literatura mexicana y, además, hablara así de Nosotros (los nacidos en los 70), ese nosotros que tan cínicamente usé en el texto de "Laberinto" y que, de entrada, era una paradoja porque, entendí, ese "Nosotros", en esta generación sólo es un "Yo" solitario.
Geney fue el primero, o de los primeros en definir un cierto espacio, un cierto tiempo y a un cierto grupo de escritores que estaban ahí, iniciando: "el principal o quizá único rasgo común a la amplia Generación de la Crisis, la No Generación de escritores nacidos a partir de finales de la década de 1960 es la constatación de que es ésta una tierra huérfana".
Con Geney nacieron mis dudas sobre el inexistente "Gran Tema Mexicano", sobre los temas que estábamos escribiendo y sobre quiénes éramos nosotros y a qué le teníamos miedo. Por supuesto que las raíces de "Generación Inexistente" tienen que ver con las ideas de "un país inexistente".
Luego vino el texto de Rafael Lemus en Quimera (aparecido también en "Confabulario"): "Aquí y ahora"; después mi texto en "Laberinto" y al final la antología de Tryno Maldonado Grandes Hits, Nueva Generación de Narradores Mexicanos, que en el prólogo arriesga otras características, otras señas de identidad. Y empezó el alboroto.
Son cuatro intentos de definirnos, de hablar de nosotros, de lo que nos preocupa, ante la catarata de libros de los "nacidos en los 70". Pero, todo ese interés, hay que decirlo, provino de uno de los mejores ensayistas (por ahorrarnos los problemas que sería decir "el mejor") de la generación: Geney Beltrán.
Todo lo que acabo de escribir es pertinente porque Geney acaba de recuperar en su blog el ensayo iniciático de las últimas discusiones, de las últimas reflexiones sobre la literatura mexicana escrita por el "relevo".
Habría que pensar que falta una cuña: que algún autor serio de una generación anterior revise esta nueva cartografía, que los cuatro hemos propuesto, y diga su punto de vista.
Celebro la vuelta al blog de ese ensayo de Geney y pongo el link para que vuelva a leerse: "Historias para un país inexistente".